domingo, 30 de marzo de 2014

Si tú me hablas... yo
En el mar me nublo y
mareo en las nubes.

Si yo te hablo... tú
desapareces y
Vacías el sentido.

Memoria tesoro,
niebla en la playa
conociendo la
frescura de lo tan...
prohibido, tan... suave.

Que son treinta años
si un día no estás.
mis ojos tienen tu forma

Mi lengua llora cuando
pienso en ti

Que son treinta años
si un día pienso en ti
y no estás, ya no está.

jueves, 20 de marzo de 2014

Al fondo de la paciencia

Sólo sé de tu rostro
aquel que me trajo.

Tu murmullo es lejano
tu cuello estrella los sonidos,
cuánto añoro sus caricias,
pero ya no las añoro.
Cuánto en estos años te he despreciado
por embaucar mis sueños,
por alejarme de mi sendero,
y con que amor, con la dulzura con que
suspirar al viento ondulante, te latía,
y volvías.

Volvía tu rostro.

Recuerdo la lucidez cuando te brillaban mis ojos.
Solo recuerdo de tu negación, en los labios ágil sombra.
Hasta nunca, desapareciste sin regresarme otra negación.
Ya no me acarició tu cuello, estrellando melodías en el firmamento.
Y ya no espero más tu rostro, que me dejó solo y lejos.
Y aún te añoro, sino, aún te esperaría.

lunes, 17 de marzo de 2014

flores de otoño

Porqué...
porqué las flores de otoño,
no son sino recuerdos de la primavera.

Cuántas sonrisas que nos han dedicado la sensualidad
rosa y blanca de los almendros,
se disuelven en el vacio del recogimiento.
Lo negro nos impulsa a la vida y la sangre,
a veces a lo eterno.

El ave solitaria

Ayer ví un ave pasar,
aún me pregunto que destino tendría.
Paarecía buscar tierras y aires más cálidos
parecía lleno de búsqueda,
y vida, e ilusion.

Me pregunto como miraría el mundo actual,
con cuanto amor miraría su tierra.
Que sino amargo le contaría,
le contaria.... que las motañas ya no son fértiles,
y que los valles ilusión.

Que herida le abriría la realidad
que el sur es ya inhabitable, y el agua dulce
es ahora sal... y sed.

¡Oh! adoradas ganancias cuatrimestrales,
porque no sale de vuestro bolsillos la brisa fresca,
que vuestra ambición convirtió en constantes tormetas.
Que los rayos que queman mi hogar, os atormenten
hasta vuestra vigilia.

Con mis labios resecos
saboreo la ilusión del ave de paso,
que habitante del cielo, vuela sin más.
Vienes a lo lejos,
trigo esparcido a cuentagotas
mediando un cielo azul
y cálido. Eterno,
brilla.

Y en mis uñas se refleja
en bellos tonos difusos.

¡Qué decir, qué sentir!
Cuando sólo ves las estrellas  ocultas por la luz del Sol.
Y el nostálgicamente negro, cielo azul....
refleja los mil colores que las nubes
envían al trigo.