la tela de araña

Estaba el humano sin rostro
en la tela de araña, asustado.
Andando en el laberinto,
dando vueltas a la araña.

El humano andaba, andaba, andaba,
esquivando a la araña y otros insectos,
triste, sufriendo y acercándose a su fatal destino.

En la espesa selva de telas de araña
y árboles que las sostenían,
un rayo de luz, despierta al humano,
este, a su vez, mira al sol,
y aunque se marcha,
dedica todo lo que es, a escapar de la araña.

Dejó de andar en círculos y sin miedo,
fue recto a la araña, dispuesto a morir
si acaso no podía ver el sol nunca mas.

Enfrente de ella, él con la decisión de una gota
que cae a un lago, la miró
y la araña desapareció.
Era un espejismo, pensó el humano sin rostro
la araña es una proyección de nuestro miedo.

Entonces saltó, y al saltar se hizo tan grande como los árboles,
y se dio cuenta de que esa era su forma real,
y fue a mirar el sol.

nubes transitorias

Como sobrevivir en la no existencia?
como hablar si ni vivo ni no vivo?
porque vivir entre belleza si no hay un yo que la aprecie?
porque impedir mi muerte si no hay un yo que le importe un rábano?

El cielo ni existe ni no existe, es bello y tranquilo,
dorado en su infinidad, ningún humano lo dejó nunca atrás.
Nadie lo ha tocado ni percibido con los sentidos,
pero no hay nadie que lo niegue.
Con todo eso, tiene una palabra que le da existencia
porque hay nubes.

Esas nubes transitorias tan incómodas,
son gracias a las cuales podemos apreciar el cielo,
tan o mas bellas que este, aunque traigan tormentas,
escarcha, huracanes.
Pues tienen la belleza de lo temporal, la emoción,
con conciencia de sí, las emociones no dominan,
como tampoco se dominan las nubes,
es mejor dejarlas pasar, disfrutarlas, sufrirlas,
y perderlas como ellas se han perdido.

Mas peligrosa que cualquier nube,
es que el recuerdo de esta te impida ver el cielo.

Si hay nubes, tormentas, busca refugio, no lo niegues,
búscalo en un sexo como con el que viniste al mundo
otro cielo.